Durante el siglo XX fueron recurrentes los debates entre los partidarios de distintas formas de ordenación institucional, ya fuera a partir de sus efectos en la arena institucional, o en relación con la conveniencia de transformar un modelo en realidades políticas concretas. Incontables son los aportes a la discusión sobre la necesidad de adoptar la forma parlamentaria de gobierno en América Latina. Colombia, con menos intensidad que otros países del continente, ha sido movida a esta reflexión.