En este libro se entiende el trabajo de Peter Sloterdijk como una ontogenealogía de lo humano, dado que su reflexión pretende explicitar las condiciones de posibilidad de la emergencia del hombre y de los mundos posibles que habita. La definición del hombre como animal diseñado es central en esta obra, pues implica que aquel se produce históricamente a sí mismo, gracias al desarrollo de técnicas simbólicas, invernaderos y esferas, cuyo propósito es salvaguardar la existencia de la peligrosa inseguridad ontológica del exterior.