Este breve libro intenta recrear el mundo perdido de los correctores de imprenta que vivieron y trabajaron entre mediados del siglo XV y fines del siglo XVII. En él reconstruyo las tareas que asumían e ilustro las diversas formas en que las llevaban a cabo. Algunas de las habilidades y prácticas que los correctores empleaban eran antiguas o medievales en su origen; otras surgieron con la imprenta o con los conflictos religiosos del siglo XVI. Con el tiempo, se unieron en algo nuevo: un conjunto de herramientas para hacer libros y hacerlos mejor, muchas de las cuales todavía eran usadas por los editores profesionales en el siglo XX. Esos hombres (y, ocasionalmente, mujeres) desempeñaron un papel central en la vida literaria y académica, al igual que sus sucesores lo harían durante siglos. Sin embargo, también se convirtieron en objeto de abucheo y burla para muchos de sus contemporáneos.