A primera vista se podría pensar que una obra como la presente, dedicada a la vida conventual y misionera de la Orden de Predicadores, no debiera despertar mucho interés en un público de lectores contemporáneos, supuestamente interesados por asuntos más seculares. No obstante, lo cierto es que el estudio de estos temas resulta fundamental para entender, entre otras cosas, de qué modos la comunidad dominica —entre muchas otras— ha ido conformando unas formas de organización y sociabilidad que, sin lugar a dudas, han rebasado los límites de sus casas y conventos e influido notablemente en nuestras sociedades.