Tal vez la característica más importante que hace que los hombres nos diferenciemos de los otros seres es nuestra capacidad de pensar; es el logos, como afirmaba Aristóteles, o es la función argumentativa del lenguaje, como decía Popper. Si esto es cierto, si pensar y/o argumentar nos distingue de otros seres, lo conveniente es hacerlo de la forma más conveniente para nuestros intereses y los de los demás. Vale la pena repensar siempre nuestros sistemas de representación; vale la pena reflexionar acerca de cómo pensamos; vale la pena intentar mejorar siempre nuestro órganon: el pensamiento.