Este ejercicio quiere interpelar nuestro quehacer académico y motivar a futuros teólogos a responder críticamente a las necesidades de su entorno. Al mismo tiempo, pretende llamar la atención de los docentes e investigadores en esta área para tomar conciencia del tipo de investigación que estamos produciendo, pues al parecer, hay una distancia entre lo que se produce desde el piso teológico latinoamericano y lo que se da en las aulas de clase, pues se sigue privilegiando una educación monocultural. Esto quiere decir, que la fuente de insumo principal en las Facultades de Teología prioriza el estudio del racionamiento teológico eurocéntrico antes que el que emana de los propios contextos.