Una de las características más sobresalientes de Crónica de una muerte anunciada es la brevedad de su argumento. En ella, García Márquez narra los acontecimientos en torno a un crimen de honor, motivado por la devolución de una novia en su noche de bodas por no ser virgen.
Cuenta lo que aconteció a los distintos protagonistas del drama, en las primeras horas de la madrugada del día siguiente de la boda. El narrador, un personaje más del drama y que es fácilmente identificable con el autor, en un acto de catarsis intelectual, busca una respuesta racional, después de 27 años, al por qué de tan absurdo crimen. Evoca los pormenores de las primeras horas de ese lunes ingrato, basándose en lo que le dijeron los protagonistas del drama, en las diversas entrevistas que sostuvo con ellos a lo largo de todos estos años.
Una vez consumado el crimen, el pueblo entero, perplejo, al buscar una explicación de lo sucedido, no entiende por qué murió Santiago Nasar, a pesar de las tantas circunstancias salvadoras que hipotéticamente lo hubieran podido evitar. La única respuesta que obtuvo el narrador-autor, de todos los que entrevistó durante estos años, fue que el drama de la muerte de Santiago Nasar fue fruto de “la fatalidad”. El destino impredecible y caprichoso, según ellos, es el responsable de que nadie le avisara a Santiago Nasar de que los hermanos Vicario lo estaban buscando para recuperar el honor mancillado de su hermana.
Sin embargo, el narrador-autor, protagonista y testigo parcial de los hechos, no se conforma con esta respuesta y crea un texto que revive toda la sinrazón de una muerte que nunca debió pasar 1 ; y haciendo esto se da, a la vez que nos da a los lectores, su respuesta a este drama; una respuesta, que se constituye en el tema de la novela y que, como se verá a lo largo de este artículo, tiene muy poco de “fatalidad”.
Por: Óscar Flórez
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1. Crónica de una muerte anunciada es sin duda la obra maestra y máxime exponente en lengua castellana del estilo literario conocido como el “Nuevo Periodismo”, practicado por escritores que se iniciaron como periodistas, y para quienes los acontecimientos de la vida diaria eran la fuente de sus cuentos y novelas. El hacer ficción de la realidad con el lenguaje, dándoles un tratamiento narrativo, en busca de una explicación de la misma, era el principal objetivo de la tarea literaria de estos escritores y un elemento común entre Crónica y obras como In Cold Blood de Truman Capote, En busca del señor Goodbar de Judith Rossner, Armies of the Night de Norman Mailer, Un Tiempo para Morir de Tom Wicker, The Electric Kool-Aid Test de Tom Wolfe, entre otros. García Márquez, nos da una clave de la génesis de esta obra, al comentar la perplejidad del juez que escribió el sumario, personaje que identificaremos con el autor (ver nota 2) y para quien el enigma que le había tocado parecía más la trama de un cuento que la realidad. A este juez-autor “nunca le pareció legítimo que la vida se sirviera de tantas casualidades prohibidas a la literatura para que se cumpliera sin tropiezos una muerte tan anunciada” (p. 159). El narrador-autor de Crónica pasará por alto esa prohibición y la hará literatura.